De Berisso a Aluminé para luchar contra el fuego

Nacionales 03/01/2022 Por Berisso Ya
“Llegamos justo el mismo día que se produjo la tragedia del helicóptero, que representó un golpe durísimo para todos los que trabajamos en el lugar”, dice Fischer.
Bombero
De Berisso a Aluminé para luchar contra el fuego.

Hay que adelantarse al fuego para cortarle el avance abriendo brechas con típicas herramientas forestales, como la pala forestal o el rastrillo segador. De esa manera, más de 200 brigadistas llegados desde distintos puntos del país luchan en estos días contra el fuego en las proximidades de Aluminé, en la provincia de Neuquén.

Un incendio que ya consumió más de 4.600 hectáreas de bosque nativo y que conmovió al país cuando, el último miércoles, la caída de un helicóptero hidrante que trabajaba en el lugar, terminó con la muerte de sus dos tripulantes, un piloto y un mecánico. Si, así se combate el fuego en ese día a día.

Casi sin agua. Creando barreras cortafuegos y luchando contra las condiciones del terreno y los vientos de hasta 100 kilómetros por hora que arrojan al viento chispas y cenizas que generan, a la vez, nuevos focos. Así lo cuenta Guillermo Fischer (43), bombero voluntario de Berisso, brigadista forestal certificado por el servicio nacional de manejo del fuego y técnico en emergencia médicas, que el último 29 de diciembre llegó a trabajar a la zona, luchando contra un siniestro que impone serios desafíos.

“Llegamos justo el mismo día que se produjo la tragedia del helicóptero, que representó un golpe durísimo para todos los que trabajamos en el lugar”, dice Fischer, que relata que la noche de año nuevo se hizo en el campamento base un minuto de silencio para recordar a las víctimas.

El voluntario de Berisso relata que llegó al lugar a través de la Federación Bonaerense y la Federación Centro Sur de bomberos voluntarios, junto a colegas de provincias como Catamarca, San Luis, Córdoba, Mendoza y la provincia de Buenos Aires. Experto de numerosas intervenciones en incendios forestales de la zona del Gran La Plata dice que ninguno de sus antecedentes se puede comparar con este incendio de Aluminé donde los desafíos se multiplican.

“El lugar donde debemos trabajar es de difícil acceso y no sólo por la topografía, también por las distancias. Nos levantamos a las 7 de la mañana en Aluminé para llegar a un campamento base con vehículos cuatro por cuatro y desde allí se camina una o dos horas cargando las herramientas forestales para crear los cortafuegos. Y, en mi caso particular, también los elementos para atender emergencias médicas, que afortunadamente no tuve que usar hasta ahora salvo para cosas menores”, cuenta.

A esas condiciones del terreno se suma la existencia de una vegetación muy combustible, “una combinación increíble de plantas y pastos en una topografía difícil y con muy poca agua”. La existencia de una comunidad de 45 familias mapuches que viven en la zona afectada le aporta a la empresa una cuota mayor de urgencia y dramatismo.

“Ellos nos hacen de guía, nos ayudan a leer el bosque y resulta admirable ver cómo caminan al lado nuestro, que llevamos sofisticados equipos de protección, llevando apenas ropa común, boinas y alpargatas”, cuenta Fischer, quien dice que todavía permanecerá entre 8 y 10 días trabajando en el lugar.

Te puede interesar