Mientras un puestero trabajaba en la feria municipal de Diagonal 79 y 116, como cualquier domingo desde hace 15 años, su casa en el barrio Cabezas de Berisso no estaba sola.

De acuerdo a fuentes del caso, un grupo desconocido de ladrones forzó la reja y un vidrio de la ventana de una puerta para vulnerar la seguridad del lugar, donde, sin nadie que lo delate o haga frente, pudo manejar la situación a su antojo. Pasó en la zona de las calles 122 y 53 y el hecho se descubrió en horas de la tarde, cerca de las 15.30, cuando el comerciante regresó al domicilio.

Luego de una extenuante jornada de trabajo, embaló los juguetes que ofrece a la venta al público, levantó el puesto en El Mondongo y se dirigió a su hogar en busca de refugio y descanso. Claro que el accionar delictivo le jugó una mala pasada y lo golpeó de una forma muy violenta.

Es que, tras recorrer su propiedad, descubrió el faltante de varias herramientas manuales, como una amoladora y un taladro; una tablet; 10 cajas de bananas en las cuales guardaba mercadería de su rubro; 300.000 pesos y 8.000 dólares, que tenía escondidos en distintos ambientes de la construcción.

Además le sacaron una mochila camuflada, donde pusieron distintas prendas de vestir. Se supo que en la finca no tiene cámaras de seguridad, ni alarma, por lo que ahora habrá que ver si de la investigación policial se desprende la existencia de algún dispositivo externo con imágenes de interés.

La sospecha más fuerte apunta a que los autores del ataque tenían información de lo que podían encontrar en el inmueble. Si bien no se descartan hipótesis, entre ellas de que pudo tratarse de un golpe al voleo, totalmente fortuito, circunstancial, las características del episodio, al menos desde el arranque de la pesquisa, llevan la atención hacia otra pista. En ese sentido, no pasa por alto que a la hora del saqueo la casa estuviese sin ocupantes y, con su dueño abocado al trabajo, lo que daba un margen de tiempo más que suficiente para su consumación con éxito.

Otro dato que llamó la atención es que, en principio, no hubo vecinos que advirtieran movimientos sospechosos o escucharan ruidos extraños en la zona. Por eso otra de las diligencias que ya se mandaron a practicar es la búsqueda de potenciales testigos.

La causa tramita en la comisaría de Villa Argüello, bajo directivas de la UFI Nº 9 de Autores Ignorados de La Plata. El caso provocó gran revuelo en el vecindario, porque el feriante se encargó de comentar entre sus conocidos y allegados lo que le había pasado. Se trató de un grave caso de inseguridad, en un sector donde no es la primera vez que se denuncia un robo.