Los intendentes históricos del conurbano pretenden que Kicillof permita la reelección indefinida en los municipios

Se trata de un privilegio político que María Eugenia Vidal anuló a través de una ley provincial apoyada por Sergio Massa que se intentará derogar si el candidato a gobernador peronista gana las elecciones del 27 de octubre.

Provinciales15/10/2019Berisso YaBerisso Ya
Kicillof
El candidato ya sabe que sus actuales aliados en el conurbano exigirán su cuota de realpolitik.

Axel Kicillof cree que ya venció a María Eugenia Vidal y prepara en silencio su plan de gobierno para la Provincia de Buenos Aires. Kicillof es sistemático, estudia y trata de profundizar su relación pragmática con los intendentes del conurbano, una pieza clave del aparato peronista de Buenos Aires. Los intendentes aún no entienden con exactitud cómo es la lógica de poder del eventual sucesor de Vidal, pero ya juntaron suficiente número para exigir que se derogue la ley que prohíbe la reelección indefinida en las municipios bonaerenses.

La permanencia casi perpetua en las intendencias no es una deformación política que involucra únicamente al peronismo. Gustavo Posse es radical, hace 20 años que maneja San Isidro, y la intendencia fue una herencia política que recibió de su padre Melchor. Aníbal Loubet, también intendente radical de General Guido, entró al Palacio Municipal en 1991. Y recién se irá -por voluntad propia- el 10 de diciembre de 2019.

En el Frente de Todos, con mucho poder interno, existen intendentes que obtuvieron su reelección indefinida con muchísimos votos de su distrito. Fernando Gray (12 años en Esteban Echeverría), Mario Ishii (16 años en Jose C. Paz) y Jorge Ferraresi (10 años en Avellaneda), por ejemplo aspiran a renovar por cuatro años más. Las disposiciones de la ley provincial que promulgó Vidal, y apoyó Massa en la legislatura, tienen fuerza obligatoria desde 2023 y establecen que es posible una sola reelección.

La intención política es evitar que un cargo publico -una Intendencia por caso- se transforme en un bien propio, a pesar de la validación popular a través de los votos. En este sentido, si un intendente cumple ocho años de mandato, debe renunciar a una nueva candidatura y aguardar un término (4 años) para presentarse de nuevo.

Kicillof prepara su plan de gobierno y recorre la provincia para coronar un triunfo político que puede conceder a La Cámpora un formidable espacio de poder. El candidato se maneja con equilibrio entre los distintos barones del conurbano y busca articular acuerdos intrapartidarios que permitan un eventual ejercicio de la gestión con las mínimas disputas internas. Kicillof tiene conceptos ideológicos inflexibles, pero será pragmático al momento de actuar desde La Plata.

El candidato ya sabe que sus actuales aliados en el conurbano exigirán su cuota de realpolitik y esa cuota es proporcional a los votos obtenidos en el distrito y a la representación en la legislatura bonaerense. La suma de esos factores de poder, definirán las exigencias de los intendentes históricos del peronismo.

Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de derogar la ley que prohíbe la reelección indefinida de los intendentes, Kicillof fugó hacia adelante: “No es mi prioridad ahora; no tengo posición tomada”, dijo.

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